Thursday, June 18, 2015

Último Día

Qué irreal que sea el último día y ya esté sentada en la sala de espera vía Medellín Estas cuatro semanas se pasaron volando, cuatro semanas llenas de regalos maravillosos y de experiencias que siempre tendremos en forma de historias.

Hoy nos pasamos el día paseando por el East Bay, Berkeley y Oakland, unas calles hermosas con almacenes de diseñadores, ilustradores y joyeros. Pero en realidad fue un día calmado y tranquilo para poder llegar a tiempo al aeropuerto.

Lo último que hicimos fue ir a despedirnos del Golden Gate. Ahí terminamos este recorrido, mirando la ciudad que más nos gusta en el mundo y prometiéndonos y prometiéndole que muy pronto volveremos.


Gracias por seguirnos y por habernos querido encontrar. Qué alegría fue poder compartir estas semanas y sentirlos cerca. Ya quedarán otras historias por contar cuando nos veamos.


 Hasta la próxima!


Tercer Día en San Francisco

Día de volver. Volver a Palo Alto, volver a nuestra casa donde fuimos completamente felices. Un día muy emocionante.

Salimos las dos a las 11am y después de una hora en el peaje del puente para pasar a la autopista finalmente logramos manejar a una velocidad decente. Nuestra primera parada fue Half Moon Bay. Más específica, el aeropuerto de Half Moon Bay donde hay un café que vive desde 1950 y tiene EL MEJOR desayuno de EEUU. No solo lo digo yo, de hecho se han ganado premios anuales desde 1996. 




Terminamos desayunando tostadas francesas y omelette. El sitio es encantador, tiene aviones, motores, gafas, vestuarios de aviadores, hélices y cualquier artefacto de aviación que exista, exhibidos en cada rincón del establecimiento. Por fuera es una construcción un poco rudimentaria, nada muy lujoso, sin embargo dan ganas de ir todos los días. 

Seguimos el camino en carro por la autopista a la orilla del mar. El paisaje de la costa pacífica, unas olas inmensas con la espuma completamente blanca, unos cuantos surfistas en las bahías, la neblina cubriendo, y las rocas enmarcándolo todo. 

De repente empecé a ver colores familiares. Beige, verde oscuro, y vino tinto... y supe que estábamos en Palo Alto. Si entrar al Golden Gate me dio escalofríos, estar en Palo Alto me quitó literalmente el aliento. Todo empezó a verse familiar, un montón de recuerdos empezaron a volver y de la nada, como una sorpresa, un letrero que decía ESCONDIDO SCHOOL: Friends around the world. Y empecé a llorar. Empezamos las dos a llorar. 

La sensación de volver a estar allá, tantos recuerdos, cada lugar trae millones de momentos, los almuerzos, los recreos, la oficina donde nos mandaron con piojos el primer día de colegio y donde las dos lloramos esperando a mi mamá, hoy las dos lloramos igual por volver a estar ahí. Vimos los salones, el parque y lamento decir que mi yo de 8 años estaría muy decepcionada con mi desempeño en el pasamanos. 






Salimos del colegio derechito para la casa, tratando de acordarnos de la ruta que tomábamos en bicicleta todos los días. Hoskins 105B sigue igual. La misma casa, el mismo vecindario, la reconocimos de inmediato. Pasamos al parque de adentro y si, todo es igual pero ahora todo parece tan pequeño. El parque que era una jungla donde nos sentíamos escondidas, es un rodadero y dos columpios. El bosque que teníamos que atravesar para llegar al parque son 3 pinos. Y así, sin embargo, esos lugares guardan todos los juegos, las historias, los picnics, las caídas y todo lo que vivimos juntos ese año. La mente de los niños convierte todo lo ordinario en extraordinario, y gracias a eso, 3 pinos pueden ser un bosque encantado y atravesarlo puede ser toda una aventura.

Vimos la ventana de nuestro cuarto, la vidriera por donde entró la ardilla a comerse nuestros chocolates un día que la dejamos abierta, la mesa donde las dos tuvimos nuestros cumpleaños, la cocina, el porche... todo lo que fue ese maravilloso año en esa casita. 





Dejamos Hoskins y recorrimos la universidad, tomamos Jamba Juice, los jugos que adorábamos, caminamos por el campus y en cada lugar nos acordamos de una anécdota o de algún día en especial. Para haber tenido 7 y 8 años, siento que nos acordamos de mucho; cosas tan curiosas que la mente guarda como el lugar donde me peinaron con una media cola, o el andén en el que casi nos caímos de la bicicleta. 



A las 4 y después de caminar un largo rato bajo un sol picante, fuimos a la casa de una pareja de amigos que hicieron mis papás en ese año. Cuando los conocimos tenían mellizos de 2 años. Nos recibió la misma señora igual a como nos acordábamos de ella y los mellizos de 18 años. Mary Kay nos abrazó y cuando nos miró se puso a llorar. Increíbles los lazos que se crean y no se rompen ni después de 16 años. 


Volver a nuestra casa, donde fuimos felices, donde siempre habíamos querido volver juntas, fue exactamente lo que pensamos que sería. Dejé mi corazón aquí hace 16 años y hoy volví y confirmé que no lo tendré de vuelta. 






Tuesday, June 16, 2015

Segundo día en San Francisco


Ya que no estamos en un horario tan apretado, me resulta un poco más difícil escribir el blog. Antes pasaban tantas cosas en un día que no tenía espacio para contarles todo. Estos días han sido más de descanso, casi como vivir la vida normal aquí. Dormimos hasta tarde, tratando de recuperar un poco el sueño que no tuvimos completo estas tres semanas (aunque creo que eso solo va a ocurrir cuando llegue a Medellín y duerma 17 horas en mi cama). 

Como dormimos hasta las 10 pasadas, se nos fue toda la mañana mientras estuvimos listos para salir, de nuevo, nos estamos tomando estos días con calma; y salimos con la única misión de ir a buscar un camión de comida: Bowls de Açai. El mejor desayuno del mundo. Unos tazones de açai mezclados con frutas y nueces. Una delicia. Creo que se nota lo rico que hemos comido aquí, todos los negocios emergentes con nuevas ideas y nuevas tendencias de comida saludable y fácil. Podríamos fácilmente ser catadoras, creo que sería mi trabajo soñado. 

El camión estaba en Mission, el barrio latino que ha ido cogiendo fuerza porque los jóvenes artistas se han empezado a mudar allá. Un barrio parecido a SOHO en NYC, con bodegas que ahora son apartamentos, las calles muy coloridas con graffitis, puntos de mercados orgánicos con las frutas afuera, almacenes pequeños de diseñador etc. Creo que ya entienden la escena, completamente encantador. 

Y de ahí caminamos de nuevo al centro, a union square, las calles en las colinas, los almacenes, las universidades. Caminar esta ciudad aunque un poco más difícil que Boston, es una delicia. Uno ve cualquier cantidad de personajes, gente de pelo de todos los colores, ropa de todos los colores, accesorios de todos los colores etc. 

De ahí salimos para el Golden Gate park. El día, aunque largo por las horas de luz, no rinde tanto por las distancias y el tráfico. Llegamos al parque que es inmenso alrededor de las 2pm y decidimos, entre todo lo que hay para hacer, entrar al Jardín Japonés que es una hermosura. Paseamos por los jardines, vimos las construcciones y nos sentamos a descansar un rato en el lago de los peces koi.




De Japón a Italia. Fuimos a almorzar a North Beach, a Little Italy, y de ahí, como si no hubiera tráfico, otra vez a Mission a repetir el helado de ayer. Helado de creme brulee. De todas maneras, mientras uno va en el carro va conociendo: barrios hermosos con las casitas típicas de colores pasteles, árboles en todos los andenes, y la calle que se ve sin fin por las subidas de las colinas. Pura escena de película, el carrito de cable y la neblina azul típica de San Francisco.


Para llegar a Emeryville que es donde nos estamos quedando nos tomamos otro rato largo en el tráfico del puente gris. Además de la hora pico, hoy había juego de basket ball, entonces estaba el triple de lleno.  Rematamos ese tráfico cansón en Ikea que siempre es un sueño y en Boston Bowl, un mercado famoso por vender todas las nueces, frutos secos, granos, harinas y semillas a granel.

Esta noche cocinaremos entre todos pastas con salsa vegana para continuar con el tema gastronómico de estos días en San Francisco y nos quedaremos en el apartamento. Mañana viene un día emocionante. Esta ciudad cada vez nos gusta más.



Monday, June 15, 2015

Primer Día en San Francisco 


Nuestro primer día oficial en San Francisco fue un día básicamente de aclimatada y descanso. Dormimos tranquilas y lo primero que hicimos fue comernos unas tostadas francesas de banano veganas que nos hizo Elsa. Buen comienzo.

Teníamos que devolver el carro, y eso fue lo primero en la agenda del día. Nos despedimos de nuestro carrito que nos trajo muy bien y sin ningún imprevisto y quedamos dependiendo de nuestros pies en esta ciudad. No es nada fácil moverse aquí sin carro, entre las lomas y las distancias, queda un poco complicado, pero estando ya en el centro, decidimos aprovechar mientras decidíamos que más hacer. 
Caminamos a Union Square, entramos a loliar a varios almacenes y terminamos en China Town viendo baratijas al por mayor. 

Aquí hasta China Town es bonito! En muchas partes vi arte en las paredes de la calle, pero no graffitis diciendo que no a las universidades privadas o al TLC. Arte real. Unos dibujos hermosos que hacen ver las calles vivas y con personalidad. Dibujos que dan ganas de quedarse mirándolos un rato. 


Cuando nos cansamos de ver los "lujos" que nos querían vender en China Town, decidimos coger el metro para ir a la casa un rato. De paso a la estación se nos atravesó el mejor invento de la humanidad: SUSHIRRITO. Sushi, en forma de burrito. El almuerzo perfecto. Solo en San Francisco se pueden unir Japón y Méjico y crear semejante delicia. Obviamente teníamos que probar, entonces la media mañana fue un tercio de sushirrito y seguimos nuestro camino.


El metro de aquí no es tan intuitivo como el de Boston, pero con la ayuda de Elsa y un poco de tiempo, lo logramos descifrar y estábamos en Emeryville a los 20 minutos. Alquilamos un carro para los 4 durante la semana para facilitarnos las salidas turísticas, y en ese carro recogimos a Mateo que estaba en un ensayo y fuimos a almorzar con la banda a un sitio de sánduche soñados. 


No tiene mucha cara de nada, de hecho parece un poco una tienda de cómics, pero el sánduche es probablemente el mejor que me he comido en muchísimo tiempo. Si alguien viene, recomendado especial: Ike´s love and sandwiches. 


El día empezó a tomar un giro en torno a la gastronomía y continuamos nuestro tour en una panadería en Mission comiéndonos un helado de creme brulee y un postre de limón absurdo para todos. Con el estómago claramente lleno, fuimos a dar una última vuelta por la marina mirando a Alcatráz y Lombard Street que es la calle más linda del planeta con las flores y las curvas. 



Entre todo me hicieron llorar de la risa, comimos delicioso, cantamos, bailamos y saludamos a todos los peatones que nos miraban un poco extraño, pero saludaban de vuelta. Así que confirmo que me mudo de Napa a San Francisco, que esta ciudad es definitivamente un sueño y que el primer día fue todo un éxito. 






Napa - San Francisco


Destino Final




Empezamos nuestro ultimo día del roadtrip desayunando en un lugar hermoso. ABC cafe en el centro de Napa. Pancakes de limon y ricotta y omelette de espárragos. Una delicia.




No mentiré, estaba feliz de salir ya a San Francisco, la última parada guarda recuerdos y lugares que tengo muchas ganas de volver a visitar, entonces salimos después de ese delicioso desayuno sin retrasarlo más. 



El camino de Napa a San Francisco es muy corto, y había un pequeño desvío que valía la pena tomar para pasar por el último bosque del paseo. Muir Woods, un bosque de pinos rojos que para mi sorpresa son los árboles mas altos del planeta, aun mas que las Sequoias. Tienen el tronco más delgado y completamente rojo. 

Tomamos el desvío y cuando llegamos, no había donde parquear. Incluso la calle estaba repleta. Dimos millones de vueltas esperando encontrar algún sitio, pero era misión imposible. 

Después de media hora, perdimos la esperanza y nos empezamos a ir, y ahí, en ese minuto, se abrió nuestro campo. Definitivamente nos teníamos que bajar. 




Estar en medio de ese bosque es como estar en un documental de National Geographic de esos que uno no cree que son verdad y que son retocados para parecer mas impresionantes. La luz entra perfecto por la ramas de los arboles en rayos individuales, los troncos son completamente esbeltos y suben infinitamente desafiando toda ley, (uno siente que se pueden quebrar en cualquier momento), el frío del pacífico se siente fuerte y los sonidos del bosque te acompañan cada minuto que recorres el camino. 



Empapadas de toda esa energía salimos para San Francisco via Sausalito. No fue sino entrar a Sausalito y a las calles empinadas para que yo empezara a llorar. Y de repente, sin ningún previo aviso nos recibió imponente el Golden Gate. Todos los pelos se me erizaron, siempre he pensado que ese puente es uno de los sitios más lindos del planeta. La sensación de volver al lugar donde uno fue completamente feliz es completamente poderosa. 



Esa sensación me acompañó mientras atravesábamos toda la ciudad para llegar a Emeryville, (seguramente me acompañará toda la semana) y finalmente llegamos donde Elsa y Mateo. 

Apagar el carro cuando parqueamos fue extraño, y mas extraño fue bajar todo, desocuparlo, las maletas, la nevera, las toallas... Nuestra casa de tres semanas que empacamos en la costa oeste, en una de las ciudades más lindas del mundo, la desempacamos después de 23 días, 25 ciudades, 18 casas, 18 camas y 4500 millas, en otra de las ciudades más lindas del mundo, con caras de agradecimiento y plenitud y llenas de una sensación, un espíritu especial que para mi, solo llega cuando recorres, conoces y te abres a lo que el mundo tiene para dar. 

Qué buenas 3 semanas, qué buen recorrido, qué buena aventura. Ahora rematamos un días aquí, al otro lado, antes de volver.