Las Vegas- Los Ángeles
280 millas, 5 horas de camino
Hoy fue un día sin mucha actividad. La verdad, nos dimos la mañana de descanso, no pusimos despertador, y dormimos hasta la hora que quisimos. Estábamos hospedadas en una casa que es sólo para alquilar, es decir, la "anfitriona" no vive ahí. Es la primera vez que nos pasa. No conocimos a la persona que nos hospedó. Llegamos a la casa, había 4 cuartos preparados con cartilla de instrucciones, toallas y llaves, instrucciones para la cocina, instrucciones para el garage... básicamente instrucciones para todo. Fue extraño porque había otro cuarto ocupado y tampoco conocimos al huésped... por solo precaución, dormimos con seguro. Aparte de lo extraña que fue la situación, todo estaba realmente cómodo, limpio y bonito y pudimos descansar un poco. (Extrañamos a la viejita de 100 años que nos recibió en bata y gorro en la granja en la mitad de la nada en Saint George.)
En la mañana salimos a buscar desayuno. Las Vegas, aparte de la calle principal, no es una ciudad muy bonita. Los "suburbios" nos sorprendieron pero por lo feos que nos parecieron. En verdad no creo que es una cuidad pensada para vivir. Claramente son más importantes los visitantes de paso que alimentan el strip y ya.
Volvimos al Venetian a desayunar y encontramos una panadería rica. Digo encontramos porque del parqueadero a la panadería nos tocó coger 3 ascensores, pasearnos del piso 1 al 10 y de nuevo al 5, pasar por un puente, atravesar un restaurante, y finalmente llegar. ¿Cómo encontramos de nuevo el carro? Déjenme decirles que no tengo ni idea.
La manejada a Los Ángeles fue de 5 horas, seguíamos un poco cansadas entonces transcurrió sin mucha conversación y sin mucho que resaltar, solo que a eso de las 4:00 de la tarde nos dio hambre y se nos atravesó un IN N OUT. Un sitio de hamburguesas al que no íbamos desde que teníamos 8 años, más que la comida, fue un poco el sentimentalismo de volver a comer ahí lo que nos pareció emocionante. Llegamos finalmente a Los Ángeles el único día que ha llovido desde hace mucho tiempo (están en sequía), y llegamos donde Daniela, una amiga de Mariana de Berklee que nos va a hospedar por dos noches.
En verdad, es un poco un alivio llegar a una casa conocida. Nos ha ido muy bien con los lugares en donde hemos estado, pero el lugar conocido da un poco más de tranquilidad, de poder dormir sin tener que madrugar a desocupar, de saber que las cosas están realmente limpias, de acostarse en una buena cama, de poder levantarse y abrir cómodamente la nevera etc.
Dimos una vuelta por Beverly Hills, y terminamos comiendo con otros tres amigos de Berklee en un sitio de sushi. Supongo que Mariana está feliz de volverlos a ver, y yo me divertí conociéndolos... La comida estaba deliciosa y la compañía estuvo inmejorable.
Ya, finalmente estamos listas para dormir, creo que ya en este punto tengo tres capas de ojeras. Es tanta la información que hemos recibido estas últimas dos semanas, tantas cosas que hemos hecho, tantos lugares por los que nos hemos movido que mi cerebro aun no ha procesado todo. Si me preguntan dónde estaba antier, les juro que no me acuerdo... Supongo que tomará un tiempo para que la información cale en mi cabeza, y bueno, siempre estará este blog...

Ya en la otra costa! Increíble y emocionante. Tengo unos cuantos cds para donar al almacén...
ReplyDeleteQué buen reencuentro para Mari. Disfruten los amigos!
Bienvenidas a la costa oeste!!
ReplyDeleteDemasiados contrastes!! Y rico descubrir que nos gusta y disfrutarlo !!! Las sigo acompañando!! Me encanta como escribes!!! Un abrazo para las dos
ReplyDeleteAcá disfrutando a su abuela!!
ReplyDelete