Saint George - Las Vegas
119 millas, 1hora y media de camino
Bueno,
si ayer estaba preocupada por el cambio de naturaleza a civilización, tenía
buena razón. Las Vegas nos recibió como un balde de agua helada, aunque de
helada nada porque la temperatura era de 38º, que se multiplican cuando el
calor rebota del cemento y los edificios… La cantidad de carros y el tumulto de gente nos abrumó desde que llegamos.
Parqueamos
en el hotel MGM Grand que es en una de las esquinas del “strip” (la calle principal con todos los hoteles
famosos), y empezamos nuestro recorrido. Ese es el plan aquí, conocer hoteles
que lo tienen todo: Cada hotel tiene un show específico, el teatro para ese
show, un restaurante de un cocinero famoso, casino y millones de almacenes. (Si
todo esto mencionado anteriormente tiene un tema decorativo, mejor).
Ayer
nos estripaba la inmensidad de las rocas, hoy nos estripó la inmensidad y la
diversidad arquitectónica de los edificios del “strip”. París, Nueva York,
Grecia, Roma y hasta el mercado de Barcelona, llenos de luces incluso a las 10 de
la mañana. Nos caminamos los hoteles enteros: New York, New York, Montecarlo,
Aria, Bellagio, Cesars Palace, Venetian, Palazzo, Miracle y MGM. Cada uno con
sus casinos y nos divertimos con las decoraciones, que en muchos casos,
(probablemente en todos), que pena decirles, pero son más bonitas las de El
Tesoro en navidad (mucho decir).
Almorzamos
en el restaurante de Gordon Ramsey, un cocinero famoso inglés, y comimos postre
en la pastelería de Buddy, otro cocinero con programa de televisión; nos
sentamos en los casinos a mirar a la gente jugar, y a sorprendernos con lo que
hace una pantalla en un ser humano. Todos son ensimismados como si estuvieran
hipnotizados. Y aquí, están por todas partes. Para donde uno mire hay una
pantalla vendiendo, mostrando, invitando… Estos si son los expertos en entretenimiento
y ventas.
Todo
es completamente exuberante y exagerado, y yo sigo sin entender por qué vimos
tantas familias con niños de 1 y 2 años paseando en Las Vegas… en fin. También
fuimos a las capillas donde se casan los borrachos. Tampoco entendemos cómo
llegan los borrachos y no se rinden a mitad de camino, si caminamos por ahí 1
hora dentro de los hoteles buscándolas… Pero es un negocio buenísimo casarse
aquí porque si te casas en las capillas del Bellagio, te regalan un bolso que
dice “Bellagio”… Lo estoy considerando fuertemente.
A
las 3:00 salimos a ver el show de las fuentes del Bellagio, en realidad es
un show muy bonito, y mientras lo veíamos nos dimos cuenta del negocio latino
#1 en verano: Vender botellas de agua fría. Obviamente con el inconfundible
acento. Tanto, que yo solo oía “GUARO!, GUANDOLO!” y me demoré en entender que en realidad lo
que estaban gritando era: “Water, one dollar”.
El
calor y la caminada eterna nos agotó y nos fuimos a refrescar a la casa antes
de el show del Circo del Sol. Este show
si nos tenía muy emocionadas. Y con obvias razones. ¡Qué espectáculo! Nos quedamos
sinceramente sin palabras.
Esta
ciudad es una cosa muy impresionante. No tiene que ser nuestro plan preferido
para también quedarnos anonadadas con la industria que se ha formado aquí. Esto
es un mundo muy distinto, el real entretenimiento y el real capitalismo. En mi
opinión y solo como observación un tanto negativa pero también, en algunos
casos completamente positiva… el mundo está completamente loco.

Me reí mucho con esta crónica del día! Básico el regalo del Bellagio. Además se ahorra uno una platica casándose allá! Los vendedores de agua, únicos.
ReplyDeleteEnvidia del Circo del Sol, eso sí.
En las Vegas la vida se le va a la gente por una ranura! Para mi es "The Fake City" Pablo
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